viernes, 14 de mayo de 2010

Después de un mes sin escribir.

El mes de Abril junto con los primeros días de Mayo han sido bastante decepcionantes para mí, entre tristezas profesionales y vocacionales dejé por olvidado el mundo del fútbol. No hablé de la eliminación del Barcelona por el Inter de Milán, tampoco de mi apuesta de que el Bayern Munich se coronará como campeón de la Champions ni mucho menos he hablado de los partidos aburridísimos de preparación del TRI contra Angola y Ecuador en donde abundó un fútbol muy mediocre.
Hoy me dieron más ánimos de escribir ya que mi modelo de valuación está algo avanzado y además estoy de mejor humor al enterarme que Chucho Ramírez dejará de una vez por todas la dirección técnica del América.
A pesar de esa buena noticia me amargó un poco mi mañana que futbolistas como David Villa y Fábregas no estén interesados en irse al Real Madrid, hoy en la mañana se confirmó que Villa formará parte del plantel de Pep Guardiola, lo cual no me sigue sorprendiendo, ya que aunque resulte difícil de reconocer el Barcelona ha logrado formar un equipo mientras que el Real Madrid entre directivos que prefieren la rentabilidad de la marca a la eficiencia y haciendo fichajes multimillonarios han olvidado que detrás del monstruo económico se esconde un juego de 11 jugadores contra 11 jugadores.
Detrás de los fichajes, del espectáculo, de la venta de playeras, de las discusiones acoloradas en los bares y cantinas de ciudades donde el fútbol más que un deporte están los vestidores y ahí me pregunto qué es lo que sucede cuando la fama, la arrogancia, la publicidad y el nombre definen lo que es el equipo, se impone la marca y se olvida del juego y los valores que encierra el deporte.
Una de mis referencias que utilizo últimamente es Kaká. Este astro del balompié brasileño es de los pocos jugadores familiares, cristiano y hombre de familia, que siendo pocos años mayor que Cristiano Ronaldo le interesa poco ser el rostro bonito del Real Madrid. Siendo una persona tan íntegra en valores no me imagino como lidiará con la prepotencia de jugadores como Raúl, Guti,, Sergio Ramos y Ronaldo y con sus pláticas viscerales en los vestidores. Creo que el desempeño gris de Kaká en el Real tiene mucho que ver con ese factor de hermandad y de no sentirse parte del equipo, desde mi punto de vista el hecho de que se sintiera enajenado del fenómeno mediático y de la soberbia de muchos de sus integrantes, hizo que su rendimiento no se acercara a su potencial. Él mismo ha declarado que no está contento en el club, por lo que es posible que después del mundial será intercambiado por otro jugador que encaje más en el equipo.
Se ha escuchado que Wane Rooney está en la mesa de discusión pero regresamos al mismo punto de partida, de nada sirve tener a los mejores jugadores del mundo cuando se tienen directivos y directores técnicos que no entienden que el orgullo de portar la camiseta va más allá de las ventas y de la fama. El Real Madrid es un equipo digno para hacer un juego bonito y digno de reflejar la hermandad y valores que en los últimos años brillan por su ausencia. Estamos hartos de equipos galácticos y de ver revistas que hablan de la última conquista de Iker Casillas.
Queremos ver un equipo paralelo al de Pep Guardiola, jugadores unidos, realmente que aman a la camiseta y se preocupan por dar un buen espectáculo.